Un estudio que se realiza entre la Corporación para el Desarrollo Sostenible de Urabá —CORPOURABA— y el Grupo de Estudios Oceánicos —GEOc—, adscrito a la Corporación Académica Ambiental de la UdeA, busca conocer la diversidad de peces y macroinvertebrados acuáticos de la parte baja del río Turbo.
Urabá es un territorio pesquero, sus los peces y los macroinvertebrados son importantes tanto en el aspecto económico como cultural, pero sobre todo constituyen una parte vital de la vida en estos ecosistemas marinos y de agua dulce.
Las larvas de algunos insectos, moluscos —como los caracoles— y crustáceos —como camarones y cangrejos— “son los protagonistas de las redes tróficas, de la manera como circula la energía y la biomasa en el sistema acuático; es decir, son los encargados de llevar la energía desde los niveles tróficos inferiores hasta los superiores, ya que la vegetación ribereña, las plantas acuáticas y los organismos planctónicos son consumidos por los peces y los macroinvertebrados, que a su vez son consumidos por otras especies y el hombre”, precisa Juan Diego Correa, magíster en Biología y coordinador del estudio.
El río Turbo nace en la Serranía de Abibe, que se extiende a partir de la cordillera occidental de los Andes, representa una gran reserva hídrica para Urabá y recorre aproximadamente 42 kilómetros hasta desembocar en el mar. Este tipo de configuraciones hidrográficas se denominan ecosistemas o cuencas pericontinentales y, aunque hacen parte de la zona continental, tienen una relación muy estrecha con el ecosistema marino-costero.
Entre los dos ecosistemas hay un flujo de organismos del mar hacia el río y viceversa por razones reproductivas o de alimentación, "esto le da al río Turbo una gran variedad pues encontramos organismos marinos, estuarinos y de agua dulce que varían en el tiempo dependiendo de los regímenes de lluvias que regulan los caudales, la cantidad de agua que lleva el río y las profundidades, el régimen de mareas y, en el caso del golfo de Urabá, tiene que ver con los vientos y con la pluma de agua dulce proveniente del río Atrato que se dispersa en el mar”, señala el investigador Juan Diego Correa. Debido a lo anterior, el río Turbo sirve como modelo para identificar la forma en que los ecosistemas de agua dulce interactúan con los ecosistemas marinos.
Este estudio cuenta con la participación de Uriel García Cruz, Katerine Palacio Ayala y Loren Melissa Zúñiga, estudiantes de Ecología de Zonas Costeras de la sede de Ciencias del Mar en Turbo, quienes mediante el trabajo de campo y los análisis en los laboratorios buscan conocer la diversidad de organismos acuáticos y la calidad del agua del río Turbo en su zona baja, ya que los macroinvertebrados han sido utilizados como bioindicadores, siendo este otro de los principales objetivos del convenio interinstitucional.
Los estudiantes junto con los investigadores asociados han registrado datos como la vegetación ribereña, la morfología del canal, el tipo y tamaño de los materiales del lecho, la frecuencia y extensión de los microhábitats y las características de la masa de agua, entre otros, en diferentes momentos del año y considerando la cantidad de variables y particularidades del río, que se transforma tramo a tramo hasta desembocar en el golfo de Urabá.